Sophie Calle en el Centre Pompidou Málaga

No Sex Last Night, 1995. Centre  Pompidou París.

Frente al estilo directo de Paul Strand, la magnífica exposición de Sophie Calle que se muestra en el Centro Pompidou de Málaga nos traslada al mundo de la fotografía y del arte conceptual. También organizada en secciones, la muestra nos introduce en la intimidad –más o menos real– de la artista y en la de otras personas (anónimas), a las que Calle nos permite observar a través de su mirada.

La obra de Sophie Calle se centra en la relación entre la imagen y la palabra, tan importante la una como la otra, tan expuesta en las paredes la una como la otra a modo de instalación. El recorrido de la exposición de Calle no es meramente contemplativo. El espectador observa las fotografías, por supuesto, pero no se queda ahí, sino que es obligadointeractuar con la historia que reflejan esas imágenes a través de los textos que las acompañan y relatan. Son textos breves, pero contundentes en cuanto a la eficacia con la que consiguen que el espectador quede atrapado en cada fotografía.

Las autobiografías. Serie El marido, 1995

En la serie de Las autobiografías, El marido, se exponen nueve fotografías de grandes dimensiones en blanco y negro. Siete de ellas, en formato vertical, se apoyan sobre el suelo, mientras que las dos apaisadas, ¿casualmente? dos imágenes de una boda, cuelgan en la pared. Sobre cada una de ellas, un texto en negro sobre blanco, enmarcado en un cuadro, completa la representación.

Las nueve fotografías recorren la relación entre Sophie Calle y Greg Shephard desde su primer encuentro hasta el fin de su matrimonio. Nueve fotografías, junto con sus correspondientes textos, que resumen una vida en común.

La primera de las imágenes de esta sección (I – El encuentro) nos muestra un manuscrito con dos extraños propósitos para el nuevo año: no mentir y no morder. A través de esta nota, de su imagen, el texto nos explica cómo se conocieron los protagonistas de la historia y cómo comenzó su relación.

Otra de las imágenes de la serie (VI – La falsa boda) es una fotografía de familia: los novios en el centro rodeados de familiares y amigos. Una imagen en la que todos sonríen menos el espectador, que prácticamente desde la primera foto ya sabe que la relación entre estas dos personas es pura desesperanza para la artista. El texto que acompaña a esta imagen nos cuenta que Sophie Calle convocó a familiares y amigos para hacerse una fotografía de boda. Después de tomar la imagen celebraron una ceremonia falsa y un banquete. Los protagonistas se habían casado con anterioridad en un coche, en Las Vegas, con unos anillos alquilados y él enamorado de otra persona, pero ella no se resignaba a quedarse sin la fotografía de la boda que le hubiera gustado tener.

La última imagen de esta serie (IX – El otro) muestra el óvalo de un ojo, la línea que forma el párpado cerrado, las pestañas. Como si se asomara por una mirilla, el resto de la imagen es negro. Hemos llegado a la última fotografía. Ya sabemos que los protagonistas se han divorciado. El texto aquí nos explica cómo la artista se enfrenta a una nueva relación, cerrando los ojos, sin saber a quién quiere encontrarse si los abre.

Estas nueve fotografías y los textos que las acompañan transmiten desesperanza, tristeza, mucha pena. Igual que No Sex Last Night, la decadente road movie que se reproduce en bucle en la exposición. Fue grabada por los protagonistas de la serie en un viaje a través de Estados Unidos mientras su relación amorosa moría.

El hotel, 1981-1983

A través de este proyecto Calle nos introduce de lleno en la intimidad de personas anónimas, clientes que se alojaron en un hotel veneciano en un momento determinado.

Es esta ocasión, son siete los paneles que componen la instalación. Cada uno de ellos se corresponde con una habitación del hotel y consta de los mismos elementos igualmente dispuestos:

  • un panel superior con una fotografía en color que muestra la cama, su cabecero y la decoración de la pared (en todos los casos menos en uno en el que la cama está pegada a una ventana), con indicación del número de la habitación a la que pertenece y un texto a tres columnas bajo la imagen, que queda a la altura de los ojos. Los textos vienen encabezados por fechas, a modo de diario, y en ellos Calle nos da una información que nos permite curiosear en la intimidad de los viajeros. Por ejemplo, una de las entradas correspondiente a la Habitación 28 dice: “Jueves 5. Han aparecido dos pares de botas (tallas 38 y 42). Las maletas siguen cerradas. Las tres piezas de ropa interior no se han movido. Y siguen en el mismo lugar el pijama y las zapatillas. Pero esta vez han dejado las almohadas donde las dejé. No han vuelto a tocar la mesa”.
  • un segundo panel bajo el primero con nueve fotografías en blanco y negro que muestran objetos personales de ocupantes temporales de esas habitaciones, objetos cotidianos de los que se habla en los textos y que no hacen sino afianzar la información que hemos recibido a través de la palabra.

Esta interesantísima sección se abre con un texto enmarcado en el que Calle explica: “el lunes 16 de febrero de 1981 fui contratada como camarera de piso para hacer una sustitución de tres semanas en un hotel de Venecia. Durante las horas de servicio, me dediqué a observar de cerca unas vidas que me eran ajenas. El viernes 6 de marzo de 1981 terminó mi contrato”.

Dolor exquisito, 1984-2003

Dolor exquisito es el relato de una ruptura sentimental. Se trata de una instalación compuesta por nueve paneles dobles, de formato vertical, en los que Calle enfrenta su testimonio a los de personas anónimas que respondieron a la pregunta “¿Cuál fue el día en el que más sufrí?”.

Cada uno de los paneles está compuesto por dos fotografías y dos textos. El testimonio de Calle a la izquierda, en blanco sobre fondo negro, se coloca invariablemente debajo de la misma fotografía, que muestra una y otra vez una cama, una mesilla y un teléfono rojo sobre la cama, en alusión a la habitación de hotel en la que recibió la noticia de la ruptura, de acuerdo con sus textos. El testimonio de las otras personas se expone a la derecha en negro sobre fondo blanco, debajo de una fotografía diferente en cada panel, que hace referencia a cada una de las historias (rupturas sentimentales, fallecimiento de familiares, nacimiento de un hijo deforme, etc.).

A través de unos textos muy peculiares por estar bordados sobre tela, asistimos a una extraña conversación entre Sophie Calle y sus interlocutores. La intensidad del dolor de Sophie va disminuyendo a lo largo de los paneles, probablemente en alusión a la forma en la que el dolor tiende a desvanecerse con el paso del tiempo. La intensidad del dolor disminuye y sus textos se acortan en una relación inversamente proporcional a los días que han pasado desde la ruptura. Sin embargo, los de las personas anónimas mantienen la intensidad de haber sido contados una sola vez.

Souris Calle, 2018

El dolor, la pérdida, el sentimiento de duelo vuelve a azotarnos en este último proyecto de Calle, en el que transmite el vacío de las ausencias, esta vez a través de la imagen en movimiento y de la música (reemplaza la fotografía por la película y el texto por la canción). 

En este caso, Calle nos enfrenta a su duelo por la muerte de su gato, Souris, al que podemos ver jugando en un vídeo en permanente reproducción. Además, una última instalación reproduce en bucle un LP que Calle editó tras la muerte de Souris en el que participaron una treintena de artistas franceses e internacionales. En esta última sala unos enormes cojines invitan a sentarse a escuchar la música, casi como si fuera el salón de una casa. En las paredes, copias del LP de diversos colores, con la fotografía de Souris. Casi todas las canciones que componen este disco se encuentran, como parte del proyecto, en la plataforma Spotify en una lista de reproducción llamada Souris Calle.

Sophie Calle en el Centre Pompidou Málaga 
Del 19 de noviembre de 2021 al 17 de abril de 2022
Centre Pompidou Málaga
Más información en: www.centrepompidou-malaga.eu